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Actuaciones de la ONU en defensa del clima


Gabriel Barceló

Martes, 24 de Septiembre 2019


Más de 100 jefes de Estado y de Gobierno asisten a la Asamblea General de las Naciones Unidas convocada para el 25 de septiembre, siendo el cambio climático uno de los temas principales.
Simultáneamente se celebra la Semana del Clima, del 24 al 30 de septiembre, en la que tienen lugar más de 150 eventos sobre cambio climático.


 
Previamente, había sido convocada una CUMBRE DE LA JUVENTUD 2019 sobre el Clima, por las Naciones Unidas, en Nueva York, para el 21 de septiembre, en la que se reunieron jóvenes líderes, que se encuentran inmersos en el impulso de la acción climática. Un escaparate en el que presentar en las Naciones Unidas sus soluciones, y colaborar con los responsables en abordar el problema de mayor calado de nuestra era.
Posteriormente se ha celebrado la Cumbre sobre la Acción Climática (lunes 23 de septiembre) convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas:
https://www.un.org/es/climatechange/
Conscientes de que el cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo, nos encontramos en un momento decisivo para dar una respuesta global. El criterio mayoritario es que todavía estamos a tiempo de hacer frente a ese cambio climático, pero es necesario un esfuerzo sin precedentes de todas las naciones y de todos los sectores de la sociedad.
El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres ha organizado estos actos, con el fin de recordar el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y los objetivos de Desarrollo Sostenible.
La Cumbre de Acción Climática ha mostrado nuevas iniciativas de los gobiernos, las empresas y la sociedad civil para alcanzar esos objetivos. El evento también ha proporcionado una plataforma para que los gobernantes, los países y las empresas demuestren cómo reducirán las emisiones, en al menos un 45 por ciento para 2030, y cómo poder llegar a la neutralidad de carbono para mediados de siglo.
Somos conscientes de que las emisiones a nivel mundial están alcanzando unos niveles sin precedentes, y posiblemente no hemos llegado a su cota máxima. Según los informes de la ONU, los últimos cuatro años han sido los más calurosos de la historia y las temperaturas invernales del Ártico han aumentado 3 °C desde 1990. Los niveles del mar están subiendo, los arrecifes de coral se mueren y estamos empezando a ver el impacto fatal del cambio climático en la salud a través de la contaminación del aire, las olas de calor y los riesgos en la seguridad alimentaria.
Las economías de los países también se están viendo afectadas por este cambio climático. Pero todavía existe esperanza, pues existen soluciones asequibles y escalables, que nos permitirán dar el salto a economías más limpias y resilientes.
Los últimos análisis indican que, si actuamos ya, podemos reducir las emisiones de carbono de aquí a 12 años y frenar el aumento de la temperatura media anual por debajo de los 2 °C, o incluso a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, según los datos científicos más recientes.
Para que sea efectiva y fiable esta planificación, se necesita la transformación completa de las economías de los países, siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible, y sin aumentar la desigualdad económica.
La Cumbre ha reunido a gobiernos, sector privado, sociedad civil, autoridades locales y otras organizaciones internacionales para desarrollar soluciones ambiciosas en seis áreas: la transición global hacia energías renovables; infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes; la agricultura y ordenación sostenible de nuestros océanos y bosques; la resiliencia y adaptación a los impactos climáticos; y la convergencia de financiación pública y privada con una economía de emisiones netas cero.
La aceleración de las medidas contra el cambio climático puede fortalecer nuestras economías y crear empleos, al mismo tiempo que genera un aire más limpio e impulsa la conservación de los hábitats naturales y la biodiversidad y la protección de nuestro medio ambiente.
Las nuevas tecnologías y las soluciones ofrecidas por la ingeniería ya producen energía a un coste menor que la economía basada en combustibles fósiles. La solar y la eólica son actualmente las fuentes de energía más baratas en casi todas las principales economías.
Para asegurar que las acciones de transformación tengan el mayor impacto posible en la economía real, el Secretario General ha priorizado las siguientes carteras de acción, las cuales tienen un alto potencial para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y una acción global para la adaptación y la resiliencia. Finanzas: movilización de fuentes de financiación públicas y privadas para impulsar la descarbonización de todos los sectores prioritarios y promover la resiliencia. Transición energética: aceleración del cambio de combustibles fósiles hacia la energía renovable, además de la obtención de considerables ganancias en eficiencia energética. Transición industrial: transformación de industrias como la petrolera, siderúrgica, química, cementera, del gas o de la tecnología de la información. Medidas basadas en la naturaleza: reducción de emisiones, incremento de la capacidad de absorción y mejora de la resiliencia en silvicultura, agricultura, océanos y sistemas alimentarios, incluidos en la conservación de la biodiversidad, el impulso de cadenas de suministros y tecnología. Acción local y en ciudades: avance de la mitigación y la resiliencia a nivel urbano y local, con un foco de especial atención en nuevos compromisos sobre edificios de bajas emisiones, transporte público e infraestructura urbana, y resiliencia para las personas pobres y vulnerables. Resiliencia y adaptación: fomento de los esfuerzos globales para abordar y gestionar los impactos y riesgos del cambio climático, particularmente en las comunidades y naciones más vulnerables. Además, existen tres áreas clave adicionales: Estrategia de mitigación: impulsar las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) y las estrategias a largo plazo para conseguir las metas del Acuerdo de París. Compromiso de la juventud y movilización pública: movilizar a las personas de todo el mundo para que actúen contra el cambio climático y asegurar que las personas jóvenes estén integradas y representadas en todos los aspectos de la Cumbre, incluidas las seis áreas de transformación. Impulsores sociales y políticos: avanzar en los compromisos dentro de las áreas que afectan al bienestar de la población, como la reducción de la contaminación del aire, la creación de puestos de trabajo dignos, el fortalecimiento de las estrategias de adaptación climática y la protección de los trabajadores y los grupos vulnerables. Han sido publicados informes, gestionados por la ONU, sobre la acción por el clima, la economía climática y los aspectos que ponen de relieve los impactos climáticos y sus soluciones:
https://www.un.org/es/climatechange/reports.shtml
 
Especial mención merece el informe de la ONU sobre la transición a una vía de crecimiento sostenible, y con bajas emisiones de carbono, que sugiere que esta política puede producir un beneficio económico directo de 26 billones de dólares estadounidenses hasta 2030: https://newclimateeconomy.report/
 
Podemos todavía ser optimistas: Se trata de rectificar la tendencia actual y los parámetros de deterioro alcanzados, de forma semejante a lo conseguido en la lucha contra el agujero de la capa de ozono, generado por las emisiones antropogénicas de compuestos clorofluorocarbonados (CFC), utilizados como fluido refrigerante.

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