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Claves para comprender a los defensores de la democracia de extremo oriente y II


CNM GB

Domingo, 22 de Diciembre 2019


Nos hemos referido anteriormente al sistema de Crédito social, que viene implantando el Gobierno Chino desde 2014, y que pudiera ser el detonante de los disturbios que vienen sucediéndose, desde hace algún tiempo, en Hong Kong, pues está prevista la implantación de este sistema en este territorio, para el próximo año. Sugeríamos que estas revueltas ciudadanas, posiblemente fuesen la primera rebelión, contra un modelo de sociedad digital discriminante, basada en el poder tecnológico del estado.


 
Escala de puntuación
Como en el caso del carnet de conducir por puntos, el sistema de crédito reputacional que se viene instaurando en China desde 2014, concede un número de puntos inicial a cada ciudadano, que va perdiendo conforme a la estimación gubernamental de su comportamiento diario.
Desconocemos la metodología que utiliza la administración China para determinar la puntuación social de las personas, pues no ha sido publicada. Pero es evidente de que existe un baremo de actuaciones ciudadanas individuales, censurables y sancionables.
Se supone que pudieran ser violaciones graves de la ley cualquier actuación política indebida o no reglada, como difundir lo que el gobierno considere como falsas noticias, pero también otras, como por ejemplo, conducir en estado de embriaguez, la malversación de fondos o el fraude.
Las infracciones menores, que merecen generar una reducción de la reputación individual, pudieran ser, por ejemplo, relacionarse con individuos de baja puntuación, pero también dedicar excesivo tiempo a Internet para ocio, como jugar a videojuegos, así como olvidar pagar un impuesto, cruzar un semáforo en rojo o poner la música muy fuerte en el transporte público.
Este esquema de vigilatocracia gubernamental, no afecta por igual a todos los ciudadanos, las personas con mayor capacidad económica, se han visto menos afectadas por este sistema discriminante de nota social, pero además, con el nuevo procedimiento, incluso pueden acceder a nuevas oportunidades y a otros beneficios sociales.
Por el contrario, las personas con menos capacidad económica, y que sufran desgracias personales o familiares, en especial, cuestiones de salud, acaban resultando más vulnerables y pueden ser progresivamente excluidas del sistema.
 
Exclusión social
Pues, al estar incorporado en el crédito reputacional la relación social con terceros, puede generarse un vacío social producido por que sus antiguos amigos eviten perder su crédito, o sea castigadas por tener contacto con personas con tan baja reputación digital.
De esta forma, las personas con bajos recursos, se pueden ver atrapadas por un sistema que simplifica la información en un solo grado de confiabilidad. Así, una persona que ha sido impecable en el pago del alquiler de su vivienda durante años podría verse excluida de ella si deja de pagar una multa de tráfico, o se le podría pedir que pagase un alquiler más alto como castigo, ya que para el sistema esa persona es “no confiable”. (Rafael Martinez-Cortiña: (Tú) Nación Digital, Club Nuevo Mundo, Eolas Ediciones, 2019)
 
Análisis comparativo
Tampoco conocemos la posible implantación de este sistema de control social en otros países: Distinto es el caso chino, donde la dictadura comunista ha evolucionado hasta crear las condiciones para instaurar una dictadura digital perfecta. Lo hace sobre la base de un capitalismo cognitivo de plataformas públicas y una estructura institucional jerarquizada que gobierna sin oposición política a una comunidad entregada al consumo masivo de aplicaciones.
China está liderada por un mandarinato posmoderno que asienta su poder sobre la creencia confuciana, de que la decisión solo puede estar en manos de la inteligencia. (Zhang Weiwei, The China Wave: Rise of a Civilizational State, World Century, Nueva Jersey, 2012).
 
Hegemonía planetaria
El caso Chino es excepcional: Sin democracia que neutralizar, sin una idea de liberar sus raíces culturales que bloquee la dinámica masiva de transformación digital de toda la sociedad, el antiguo Imperio del Centro avanza a velocidad de crucero hacia la hegemonía planetaria en 2030. A ello tratan de contribuir decisivamente los planes de competitividad en IA, que operan sobre una disposición taoísta a rechazar la crítica, despreciar la originalidad y aceptar la obediencia sin objeción. Estas circunstancias permiten canalizar todas sus energías hacia lograr que el data tsunami lo propulse antes que nadie el salto disruptivo que provocará el clic que cambie el mundo dentro de muy poco. (Kai-Fu lee, AI Super-powers. China, Silicon Vallety and the New World Order).
Por estas razones, para algunos, el futuro está ya definido: China tiene una ventaja competitiva sobre Estados Unidos, a la hora de resolver el conflicto de liderazgo planetario que se vislumbra alrededor del dominio algorítmico del mundo.
Para la potencia asiática la complejidad del proceso es menor porque no existe una democracia que neutralizar y, además, el proletariado cognitivo está confundido con el proletariado productivo, dentro de las coordenadas de una dictadura que ha mutado en sus planteamientos comunistas, para retomar el autoritarismo confuciano de las élites imperiales. (Kai-Fu Lee: Al Super-powers. China, Silicon Valley and the New World Order, Houghton Miffin Harcourt, Boston, 2018).
 
Europa
Para José Maria Lassalle, el papel de Europa en ese próximo futuro, pudiera ser muy peculiar: Europa tiene en esto un papel fundamental. Inmersa en infinidad de conflictos, subsiste como idea y conserva una fuerza de tracción que puede percutir sobre otras áreas geográficas del planeta, especialmente sobre América Latina. Europa ofrece la posibilidad de ser una alternativa de resistencia y cambio frente a la distopía tecnológica que Estados Unidos y China proyectan sobre el futuro.
Es cierto que sufre el asedio de los populismos y los nacionalismos; que sus instituciones están cuestionadas y que se ve desestabilizada geoestratégicamente por la presión de Rusia, decidida a recuperar el terreno perdido desde la caída del Muro de Berlín, gracias a un fervor imperialista y un vector de cibersubversión, que orienta su política hacia la desestabilización de las democracias liberales.
 
Diseño europeo
Pero, a pesar de todo eso, y de vivir una Ilustración al borde del abismo, Europa sigue asentada dentro de las coordenadas de una sociedad plenamente democrática, capaz de reinventarse a sí misma y de proyectarse como un espacio de libertad, abierto a los derechos y a la esperanza del hombre. (José Maria Lassalle: Ciberleviátan, Ed. Arpa, 2019).
Y utilizando referencias de Leonhard Gerd, Lassalle continúa: Desde esta capacidad de respuesta a los retos tecnológicos y políticos que plantea la posmodernidad, Europa puede ofrecer un diseño humanístico y liberal de transformación digital. Actuar a escala global como un tercer actor que contraponga un modelo cívico, transversal e inclusivo al que protagonizan Estados Unidos y China. Para lograrlo podría tejer una estrategia de complicidades culturales con América Latina, y proponer a otras áreas geográficas un modelo de república global, que neutralice las dislocaciones que la Escuela de Frankfurt vislumbró entorno a la relación que existe entre la técnica y el ser humano, y que hoy en día se ponen otra vez en evidencia.
Hablamos de un modelo de civilización digital que subordine las máquinas al hombre desde una comprensión ética de su instrumentalidad y un desarrollo cívico y humanístico de sus consecuencias prácticas. (Gerd, Leonhard: Technology vs. Humanity. The coming clash between man and machine, Future Scapes, 2016).
 
Otras investigaciones
Cables de China es un programa de investigación sobre la vigilancia y el internamiento masivo, sin cargos ni juicio de uigures y otras minorías religiosas, realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (https://www.icij.org/).
Es una investigación privada sobre la implantación de este sistema de reputación social a las minorías. Incluso, han propuesto llamadas contra la participación de China en los Juegos Olímpicos de Invierno, por su trato a esas minorías.
El periódico El País ha publicado también diferentes reportajes sobre el tema: https://elpais.com/tag/china_cables/a/

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