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El impacto del COVID-19 en el futuro de nuestra sociedad


CNM GABRIEL BARCELO

Domingo, 22 de Marzo 2020


Esta pandemia que estamos padeciendo del COVID-19 va a generar a muchos seres humanos, dolor y tristeza, pero también un impacto económico, que para muchos, será difícil de superar. Pero tras ese doloroso impacto inicial, debemos analizar cuál será su trascendencia en la economía y en la evolución de nuestra actual, pero incipiente sociedad digital.


A pesar de todas esas tragedias y desgracias que actualmente estamos sufriendo, queremos proponer un análisis objetivo de su futuro impacto en la sociedad, y en qué medida se modificara nuestra escala de valores y nuestras propias respuestas y actitudes, en el momento que se reactive la actividad económica, paralizada por la pandemia y se reinicie la vida social de nuestra comunidad.
¿Va a suponer esta crisis catastrófica una transformación de nuestra naciente colectividad digital, creando un nuevo modelo de organización social?
Tenemos que intentar procurar entender la peculiar situación en la que nos encontramos, generada por la irrupción de un nuevo agente patógeno entre nosotros, y en consecuencia, es nuestro propósito el realizar un análisis de la posible evolución futura de nuestro mundo, incorporando la Sostenibilidad, la Economía Circular, la Industria 4.0, la Transición Energética, el Cambio Climático Antropogénico, etc… como factores adicionales determinantes de esa mudanza, pero no olvidando que es probable que la actual escala de valores cambie, y que nuestras propias respuestas y actitudes se transformen ante los desafíos que padecemos.
 
Crisis social y laboral
La actual emergencia sanitaria se convertirá, en breve, en una profunda crisis económica, social y laboral. Los jóvenes podrán continuar con sus estudios y formarse, pero ¿para qué futuro? Es evidente que se plantea una enorme incertidumbre. Especialmente nos interesa explorar y conocer el mercado de trabajo español, y la futura actividad económica del país.
La intensidad y duración de la crisis generada, dependerá del tiempo que necesitemos para controlar la epidemia, y de la eficacia de las medidas que sean adoptadas, para compensar la caída de las rentas de las familias. También de las dificultades de las empresas y de los empresarios para subsistir. A corto plazo, el impacto será muy desigual, y en función de distintos factores, como por ejemplo, del perfil de los trabajadores, de la localización del territorio, de su nivel de tecnificación, o por la rama de su actividad.
La situación de los trabajadores por cuenta propia probablemente será la más arriesgada, ante la pérdida de sus ingresos, y la reducción de la demanda de sus servicios o productos. Posiblemente esa situación genere una nueva economía sumergida, nacida del deseo de poder seguir disfrutando de subsidios de desempleo. Algunos trabajadores autónomos, no obstante, intentaran mantener su actividad, cumpliendo sus obligaciones fiscales y administrativas, pero con probable deterioro significativo de su renta.
Los pequeños empresarios y autónomos más tecnificados, por ejemplo, que hayan podido adaptar sus servicios al teletrabajo, dispondrán de ventajas competitivas.
Por otro lado, los asalariados con contratos temporales, difícilmente podrán evitar la generalizada destrucción de empleo. En este ámbito se encuentran los trabajadores más jóvenes, por ejemplo los asalariados de menos de 30 años.
En relación con el sector económico, el turismo, será el más afectado, y la cuestión será determinar el tiempo que exija su reactivación, pero también quedará dañado el comercio, especialmente los pequeños establecimientos y tiendas a los que hasta ahora, ya les costaba subsistir. Según la Encuesta de Población Activa (INE), en el segundo trimestre de 2019 trabajaban en España alrededor de 5,7 millones de personas en las ramas de hostelería, transporte y comercio, lo que representa el 29,4% del empleo total.
Las grandes empresas, en sus distintos sectores económicos, intentaran recuperar sus niveles de producción tras haber suspendido los contratos de trabajo existentes en su plantilla, o haber reducido la jornada laboral, mediante el mecanismo de los Expedientes de regulación de empleo temporal, que han sido iniciados coincidiendo con el Estado de Alarma decretado.
Un factor de estabilización del empleo seguirá siendo el sector público, y la actividad empresarial vinculada. En España el peso de este sector, constituido por: administración pública, defensa, educación, sanidad y servicios sociales, representa en torno al 22% del empleo total.
 
La naciente sociedad digital
Esos profundos cambios de valores y actitudes que prevemos, incidirá en la incipiente sociedad digital existente, y en la interpretación de los restantes problemas de la sociedad actual, pero no de forma paulatina como podía haberse esperado, si no de forma rápida y drástica, casi urgente, para intentar adaptarse a las nuevas situaciones, pretender evitar los infortunios sufridos, e impedir que se repitan.
El hasta ahora modelo de civilización que veníamos disfrutando, ha evolucionado teniendo como rasgo característico la aglomeración de masas. Son muchedumbres hacinadas en espacios cerrados, como museos, espectáculos, auditorios o aulas, pero también en parques y jardines urbanos. También es otro rasgo característico de estos años pasados, la constante y continua fluctuación de esas masas de gente, con continuos desplazamiento de un lugar a otro, tanto en las ciudades, como entre los territorios.
Es evidente que nuestra actual tecnología de transporte y automoción nos permite realizar esos desplazamientos a costes reducidos, ¿Pero son realmente necesarios? Muchas actividades económicas, culturales o de ocio, como el turismo requieren esos desplazamientos, y todavía sigue siendo nuestro deseo estar en una playa o recorrer un sendero de montaña. Pero en el ámbito económico, empresarial, incluso político ¿no disponemos de otras tecnologías alternativas que pueden evitar esos desplazamientos masivos?
Ese constante, incesante y rápido desplazamiento de masas actúa como si desconociese la sociedad digital y las tecnologías de comunicación actuales, con video conferencias de múltiples participantes. Todavía mantenemos criterios y costumbres que ya han sido ampliamente superados por nuestra actual ingeniería en comunicaciones.
La rigurosa adaptación, en muy corto plazo de tiempo, a los requisitos exigidos por la pandemia que sufrimos, nos ha hecho comprender que no son necesarios tantos desplazamientos humanos, para realizar la actividad económica diaria, o incluso para disfrutar de nuestro ocio. Solo por esta causa, muchas pautas, hasta ahora habituales se trasformarán. Por ejemplo la educación, y la necesidad de desplazarse para obtener una información que se encuentra en la red.
No obstante, la atención diaria a la infancia, el permitir el trabajo de los padres, etc… serán factores que mantengan un transporte diario de los niños, especialmente en razón no de su información, pero sí de su formación humana.
La actual emergencia sanitaria va a tener consecuencias graves, desiguales y duraderas en nuestra sociedad, y especialmente en las familias, incluso, en su caso, a través del mercado laboral. Por parte de las autoridades de la UE y de España, se adoptarán medidas intentando paliar los efectos reales de esta alarma social, intentando superar la situación de excepcionalidad que estamos sufriendo. Pero no nos engañemos, el contenido económico de esas posibles medidas será financiado con deuda pública del Estado. De esta forma, estaremos trasladando a las generaciones futuras la alícuota económica de esta catástrofe que estamos sufriendo.
Los Bancos centrales parece que permitirán la financiación de esa nueva deuda, cuando ya la existente era la más voluminosa de nuestra historia: ¿Podremos seguir financiándonos con este mecanismo?
En estas circunstancias: ¿Vamos a poder seguir manteniendo nuestro actual nivel de bienestar social?
 

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