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Mitigando la crisis climática


Edita Olaizola

Jueves, 7 de Abril 2022


"Los cambios de consumo individual no bastan y hace falta una transformación profunda y rápida del conjunto del sistema productivo"


Imagen: Pixabay
Esa frase de Fernando Valladares - miembro de nuestro Comité Científico -  resume muy bien la situación actual en que se encuentra el planeta, a pesar de que los científicos llevan ya muchos años advirtiendo de los graves peligros que nos acechan si seguimos por este cauce de producción y consumo desmedidos.

Es cierto que los gobiernos están poniéndose manos a la obra para intentar evitar el colapso global que se nos viene encima, pero también es cierto que lo hacen tarde, poco, mal y desorganizadamente, con los ojos puestos en las reacciones de sus votantes, y sobre todo desde un enfoque antropocéntrico que no ayuda precisamente a legislar como convendría a los intereses de la Tierra y sus habitantes.

Una parte importante de la responsabilidad de la terrible situación actual la tienen las empresas, cuyos objetivos estratégicos han estado centrados en los beneficios económicos descuidando otros ámbitos  que ahora se visualizan como vitales. Las empresas, por otra parte, solo son un reflejo de la sociedad en la que se mueven, esa sociedad que durante años y años ha priorizado el despilfarro, el aquí y ahora, la competencia a ultranza y la carrera sin fin para lograr "más de todo y cuanto antes".

Pero también en esto podemos encontrar una faceta favorable:  las empresas, en comparación con los gobiernos, tienen mucha más facilidad para redefinir sus objetivos y replantear su posicionamiento, puesto que sus estructuras y sus núcleos de decisión son más cortos y ágiles:  pueden virar la nave en mucho menos tiempo, con menos esfuerzos y con menos recursos que un gobierno cualquiera.

Eso es una buena noticia, porque las empresas marcan en gran medida el tipo de consumo que la ciudadanía aceptará con escasas reticencias: incluso estamos viendo actualmente que una gran empresa dedicada a la bocadillería de hamburguesas está publicitando hamburguesas veganas.  Eso significa que ha sabido leer qué desea la ciudadanía, y el hecho de entenderlo y aceptarlo tiene resultados positivos a varios niveles:  se mantiene en su nicho de mercado, satisface a una parte (cada vez más importante) de sus clientes, sigue consiguiendo beneficios económicos y divulga en la sociedad nuevos hábitos de consumo más sanos para las personas y para el planeta.

A diferencia de esta empresa, hay otras que no solo se limitan a modificar sus productos o servicios en función de las señales captadas en el mercado:  van un paso más allá y estudian seriamente cómo seguir haciendo negocio trabajando a la vez a favor de la naturaleza.

En este caso, el cambio fundamental ha sido de paradigma, evolucionando del antropocentrismo hacia la cosmovisión.  Se ven a sí mismas como un ecosistema  más dentro del gran ecosistema Tierra y tienen en cuenta todas las interrelaciones que se producen valorándolas desde el respeto y el beneficio mutuos.

En este contexto está fructificando el modelo de Biomimética Organizacional, que aprende constantemente de la naturaleza para diseñar, elaborar y ofrecer sus productos y servicios.  Es, pues, un modelo ético de asegurar resultados (no solo económicos, obviamente) y de contribuir a frenar cuanto antes esta carrera hacia el abismo en la que estamos todos inmersos.


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