Queridos amigas y amigos del Club Nuevo Mundo:
En primer lugar quisiera mostrar mi adhesión a las opiniones dadas sobre la última reunión del Club. Siento que dimos, todos a la vez, un paso importante en la materialización de este proyecto que tanto nos ilusiona.
Ya de vuelta a casa, comentábamos Eduardo, Viktor Gómez y yo la envergadura de los retos que los ponentes pusieron de manifiesto en distintos sectores vitales de nuestra sociedad global. De esta reflexión surgió la idea de que nos debiéramos proponer, también, unos monográficos donde se informe y se analicen aquellas iniciativas que de la sociedad actual están emergiendo, muchas de ellas en la periferia de nuestras instituciones regulares, para gestionar los distintos problemas a los que nos enfrentamos.
Entre 2008 y 2009 organicé un ciclo internacional sobre Complejidad y Modelo Pedagógico. Este ciclo dio la oportunidad de traer de Francia, Argentina, Brasil y varias universidades españolas a especialistas que debatieron, con el público asistente, sus propuestas para enfrentar los retos en educación, tema que tiene mucho que ver con el desarrollo de capacidades para los nuevos tiempos. Al final, tras las conclusiones y la firma de un manifiesto, el profesor de la Universidad de Barcelona Saturnino de la Torre me propuso realizar un nuevo encuentro para convocar a aquellas experiencias pedagógicas innovadoras que se estaban dando en el mundo.
Entonces, en ese momento, las circunstancias para la divulgación de aquellas innovaciones pioneras, en la enseñanza de todos los niveles, no se dieron y el proyecto quedó sin poderse llevar a cabo.
¿Por qué les cuento todo esto? Me atrevo a proponerles que hagamos pedagogía en todos los campos. Los problemas de nuestra sociedad están demandando una acción contundente para renovar los pilares de una cultura de explotación, hasta el agotamiento de los recursos, basada en una visión mercantilista y egoísta.
Esa cultura está ciega y no encuentra camino alguno en sus dinámicas por superar los problemas que ella misma crea. Las instituciones creadas para sostener las creencias, los deseos, las costumbres tradicionales…, languidecen por su rigidez y por su incapacidad para actualizarse al ritmo de las verdaderas necesidades humanas y medioambientales, y para descubrir los errores en sus actuaciones que son, muchas veces, las causantes de los problemas. Las inercias que padecen impiden la innovación.
Sin embargo, cada día, y casi siempre desde las periferias de la sociedad, van surgiendo propuestas que se convierten en experiencias y en nuevos aprendizajes, que por la flexibilidad de lo no institucional se van adaptando a la realidad, y acompasando a ella los ritmos de sus actuaciones.
Son experiencias en todos los campos, no solo en educación, y seguro que si nos ponemos a enumerar las que cada uno de nosotros conoce, podríamos propiciar, con su análisis y la divulgación que hagamos de nuestras propuestas, el cambio hacia una cultura de lo sostenible que propicie la desconexión de lo mal llamado “crecimiento”, “progreso”, “civilización”, desde una única mirada, la occidental, capitalista, democrática y católica.
Les animo, en primer lugar, a compartir la información que tengamos sobre las innovaciones que se están dando en todos los campos del saber, en el de las relaciones sociales, en el de las empresas proveedoras de productos y servicios sostenibles. En general de todas aquellas instituciones de nuevo cuño comprometidas con mejorar el presente y el futuro humano, y nos embarquemos en un proyecto de divulgación que dé esperanza en el futuro y herramientas para las actuaciones en este presente, que sirvan para reorientar los cauces por donde discurre la actividad humana, para seguir dando vida, más vida y más que vida, como diría el sociólogo Georg Simmel, a este hermoso planeta azul (nuestro hogar) y a todo lo que él acoge.
Y, en segundo lugar, a diseñar un programa de trabajo cuyo objetivo sea hacer llegar a todos los rincones del globo una nueva estrategia de supervivencia y de convivencia.
En primer lugar quisiera mostrar mi adhesión a las opiniones dadas sobre la última reunión del Club. Siento que dimos, todos a la vez, un paso importante en la materialización de este proyecto que tanto nos ilusiona.
Ya de vuelta a casa, comentábamos Eduardo, Viktor Gómez y yo la envergadura de los retos que los ponentes pusieron de manifiesto en distintos sectores vitales de nuestra sociedad global. De esta reflexión surgió la idea de que nos debiéramos proponer, también, unos monográficos donde se informe y se analicen aquellas iniciativas que de la sociedad actual están emergiendo, muchas de ellas en la periferia de nuestras instituciones regulares, para gestionar los distintos problemas a los que nos enfrentamos.
Entre 2008 y 2009 organicé un ciclo internacional sobre Complejidad y Modelo Pedagógico. Este ciclo dio la oportunidad de traer de Francia, Argentina, Brasil y varias universidades españolas a especialistas que debatieron, con el público asistente, sus propuestas para enfrentar los retos en educación, tema que tiene mucho que ver con el desarrollo de capacidades para los nuevos tiempos. Al final, tras las conclusiones y la firma de un manifiesto, el profesor de la Universidad de Barcelona Saturnino de la Torre me propuso realizar un nuevo encuentro para convocar a aquellas experiencias pedagógicas innovadoras que se estaban dando en el mundo.
Entonces, en ese momento, las circunstancias para la divulgación de aquellas innovaciones pioneras, en la enseñanza de todos los niveles, no se dieron y el proyecto quedó sin poderse llevar a cabo.
¿Por qué les cuento todo esto? Me atrevo a proponerles que hagamos pedagogía en todos los campos. Los problemas de nuestra sociedad están demandando una acción contundente para renovar los pilares de una cultura de explotación, hasta el agotamiento de los recursos, basada en una visión mercantilista y egoísta.
Esa cultura está ciega y no encuentra camino alguno en sus dinámicas por superar los problemas que ella misma crea. Las instituciones creadas para sostener las creencias, los deseos, las costumbres tradicionales…, languidecen por su rigidez y por su incapacidad para actualizarse al ritmo de las verdaderas necesidades humanas y medioambientales, y para descubrir los errores en sus actuaciones que son, muchas veces, las causantes de los problemas. Las inercias que padecen impiden la innovación.
Sin embargo, cada día, y casi siempre desde las periferias de la sociedad, van surgiendo propuestas que se convierten en experiencias y en nuevos aprendizajes, que por la flexibilidad de lo no institucional se van adaptando a la realidad, y acompasando a ella los ritmos de sus actuaciones.
Son experiencias en todos los campos, no solo en educación, y seguro que si nos ponemos a enumerar las que cada uno de nosotros conoce, podríamos propiciar, con su análisis y la divulgación que hagamos de nuestras propuestas, el cambio hacia una cultura de lo sostenible que propicie la desconexión de lo mal llamado “crecimiento”, “progreso”, “civilización”, desde una única mirada, la occidental, capitalista, democrática y católica.
Les animo, en primer lugar, a compartir la información que tengamos sobre las innovaciones que se están dando en todos los campos del saber, en el de las relaciones sociales, en el de las empresas proveedoras de productos y servicios sostenibles. En general de todas aquellas instituciones de nuevo cuño comprometidas con mejorar el presente y el futuro humano, y nos embarquemos en un proyecto de divulgación que dé esperanza en el futuro y herramientas para las actuaciones en este presente, que sirvan para reorientar los cauces por donde discurre la actividad humana, para seguir dando vida, más vida y más que vida, como diría el sociólogo Georg Simmel, a este hermoso planeta azul (nuestro hogar) y a todo lo que él acoge.
Y, en segundo lugar, a diseñar un programa de trabajo cuyo objetivo sea hacer llegar a todos los rincones del globo una nueva estrategia de supervivencia y de convivencia.