El sistema biofísico que sustenta la vida tal cual la conocemos se desvanece. Científicamente cabe el debate, pero no la duda.
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó el 14 de mayo de 2019 un récord histórico: 415 ppm (partículas por millón de concentración media diaria de CO2), un valor que no se alcanzaba desde hace 3 millones de años, cuando en la Tierra el nivel del mar era 20 metros más alto que ahora (un edificio de 6,6 plantas), los casquetes polares prácticamente no tenían hielo y aún los humanos no existíamos en la Tierra (1).
Un año después, el 18 de abril de 2020, después de un mes de confinamiento que supuso un parón productivo, cuando las redes sociales se inundaban de algo de esperanza gracias a sorprendentes imágenes de los canales de Venecia transparentes y ciervos que campaban por las plazas de pueblos, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico volvía a notificar un nuevo récord de concentración de CO2 en la atmósfera (418,7 ppm) (2).
Este es uno de tantos ejemplos que certifican la radical transformación que está sufriendo el sistema biofísico del que depende la vida humana.
La criosfera, aquellas partes del planeta donde el agua se encuentra en estado sólido como los polos, glaciares, el permafrost y las nieves permanentes se está fundiendo (3); los recursos de la litosfera, como el petróleo (4), se están agotando, el ritmo de extinción de especies se ha acelerado (5), el crecimiento demográfico crece exponencialmente, con el 55% de la población viviendo en entornos urbanos dependientes de otros territorios para abastecerse de las necesidades básicas, aumenta la tasa de suicidios, etc.
Todos estos fenómenos pintan un escenario profundamente alarmante como recoge el periodista ambiental David Wallace-Wells en su dilapidante frase «Es peor, mucho peor, de lo que imaginas».
La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó el 14 de mayo de 2019 un récord histórico: 415 ppm (partículas por millón de concentración media diaria de CO2), un valor que no se alcanzaba desde hace 3 millones de años, cuando en la Tierra el nivel del mar era 20 metros más alto que ahora (un edificio de 6,6 plantas), los casquetes polares prácticamente no tenían hielo y aún los humanos no existíamos en la Tierra (1).
Un año después, el 18 de abril de 2020, después de un mes de confinamiento que supuso un parón productivo, cuando las redes sociales se inundaban de algo de esperanza gracias a sorprendentes imágenes de los canales de Venecia transparentes y ciervos que campaban por las plazas de pueblos, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico volvía a notificar un nuevo récord de concentración de CO2 en la atmósfera (418,7 ppm) (2).
Este es uno de tantos ejemplos que certifican la radical transformación que está sufriendo el sistema biofísico del que depende la vida humana.
La criosfera, aquellas partes del planeta donde el agua se encuentra en estado sólido como los polos, glaciares, el permafrost y las nieves permanentes se está fundiendo (3); los recursos de la litosfera, como el petróleo (4), se están agotando, el ritmo de extinción de especies se ha acelerado (5), el crecimiento demográfico crece exponencialmente, con el 55% de la población viviendo en entornos urbanos dependientes de otros territorios para abastecerse de las necesidades básicas, aumenta la tasa de suicidios, etc.
Todos estos fenómenos pintan un escenario profundamente alarmante como recoge el periodista ambiental David Wallace-Wells en su dilapidante frase «Es peor, mucho peor, de lo que imaginas».
Existen 5 factores generales que explican los colapsos de sociedades pasadas y todos se están sucediendo ahora.
Grandes civilizaciones han colapsado a lo largo de la historia: los Mayas, la antigua Yugoslavia, los Rapanui de la Isla de Pascua, etc. Jared Diamond, en su ya clásica obra «Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen» identifica, dentro de la complejidad y la multitud de particularidades que han hecho desaparecer a una sociedad, cinco factores que acontecen cuando una sociedad colapsa:
El deterioro del medio ambiente, el cambio climático, la polarización sociopolítica, la creciente desigualdad social, la xenofobia, los desplazamientos, la ceguera generalizada ante los datos que señalan al posible colapso, indican nuestro inminente avance hacia un futuro poco atractivo, si acaso existente. La comunidad científica, siempre cauta, ya ha advertido: nos quedan menos de 10 años (6) para corregir el rumbo.
Sabiendo esto, ¿por qué no se está actuando con la contundencia y celeridad que merece el aviso de un colapso brutal? Quizás por las mismas razones que llevaron a la sociedad de la Isla de Pascua a cortar el último árbol.
En este perturbador misterio, Jared apunta a dos factores que impiden que se reconduzca el rumbo hacia el abismo:
Está acreditado que las civilizaciones colapsan cuando la relación que han tenido con el medio natural que sustenta sus modelos de vida cambia, hace que estos se deterioren o desaparezcan, pero los cambios climáticos y ambientales no tienen por qué ser determinantes para el colapso.
Durante el cambio climático que aconteció en la pequeña Edad de Hielo, la sociedad Vikinga asentada en Groenlandia se extinguió, mientras los Inuits que habitaban el mismo territorio sobrevivieron a esos cambios (Diamond, 2006).
Grandes civilizaciones han colapsado a lo largo de la historia: los Mayas, la antigua Yugoslavia, los Rapanui de la Isla de Pascua, etc. Jared Diamond, en su ya clásica obra «Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen» identifica, dentro de la complejidad y la multitud de particularidades que han hecho desaparecer a una sociedad, cinco factores que acontecen cuando una sociedad colapsa:
- Impacto negativo sobre el medio ambiente, que acaba por destruir los recursos de los que esa sociedad depende.
- Cambio climático.
- Empeoramiento de las relaciones con las sociedades aliadas.
- Relaciones hostiles con otras sociedades enfrentadas.
- Factores políticos, sociales o culturales que dificultan la posibilidad de percibir los problemas que están aconteciendo e implementar cambios.
El deterioro del medio ambiente, el cambio climático, la polarización sociopolítica, la creciente desigualdad social, la xenofobia, los desplazamientos, la ceguera generalizada ante los datos que señalan al posible colapso, indican nuestro inminente avance hacia un futuro poco atractivo, si acaso existente. La comunidad científica, siempre cauta, ya ha advertido: nos quedan menos de 10 años (6) para corregir el rumbo.
Sabiendo esto, ¿por qué no se está actuando con la contundencia y celeridad que merece el aviso de un colapso brutal? Quizás por las mismas razones que llevaron a la sociedad de la Isla de Pascua a cortar el último árbol.
En este perturbador misterio, Jared apunta a dos factores que impiden que se reconduzca el rumbo hacia el abismo:
- el conflicto entre los intereses que tienen las élites gobernantes a corto plazo y el interés del conjunto de la población a largo plazo.
- el que los problemas que están desencadenando el colapso sean a la vez aquellos valores culturales que históricamente han otorgado fortaleza, orgullo o identidad a ese pueblo.
Está acreditado que las civilizaciones colapsan cuando la relación que han tenido con el medio natural que sustenta sus modelos de vida cambia, hace que estos se deterioren o desaparezcan, pero los cambios climáticos y ambientales no tienen por qué ser determinantes para el colapso.
Durante el cambio climático que aconteció en la pequeña Edad de Hielo, la sociedad Vikinga asentada en Groenlandia se extinguió, mientras los Inuits que habitaban el mismo territorio sobrevivieron a esos cambios (Diamond, 2006).
Del esquema de los cinco factores que explican el colapso de las civilizaciones, cuatro dependen de cómo los humanos se relacionan entre sí, con sus vecinos y con el medio natural. El contexto ambiental por sí solo no explica el colapso social. El colapso social tiene una raíz social, cultural y política. (7)
La vida se sostiene en una compleja red de relaciones con el aire, el agua, la energía, otros sistemas vivos, virus, bacterias, creencias… y del tipo y calidad de estas relaciones dependerá el tipo de realidad que pueda emerger en este sistema complejo de relaciones. Existe una correlación entre el sistema de relaciones que los humanos hemos tenido en el marco de la cultura individualista, reduccionista, industrializada, burocratizada, etc., y la emergencia de un sistema biofísico inhóspito para la vida humana. (ver artículo 1)
Hemos pasado del paradigma reduccionista que entiende el mundo como una máquina, a comprender que la realidad es un sistema complejo donde la clave ya no está tanto en las unidades concretas del sistema sino en las relaciones que acontecen.
Siguiendo los avances científicos que apuntan que el paradigma de los sistemas complejos permite explicar y predecir mejor la realidad, urge poner el foco en la revisión de las relaciones entre la humanidad y el medio ambiente, entre los individuos, entre corazón/mente/cuerpo y alma y entre las propias sociedades.
La vida se sostiene en una compleja red de relaciones con el aire, el agua, la energía, otros sistemas vivos, virus, bacterias, creencias… y del tipo y calidad de estas relaciones dependerá el tipo de realidad que pueda emerger en este sistema complejo de relaciones. Existe una correlación entre el sistema de relaciones que los humanos hemos tenido en el marco de la cultura individualista, reduccionista, industrializada, burocratizada, etc., y la emergencia de un sistema biofísico inhóspito para la vida humana. (ver artículo 1)
Hemos pasado del paradigma reduccionista que entiende el mundo como una máquina, a comprender que la realidad es un sistema complejo donde la clave ya no está tanto en las unidades concretas del sistema sino en las relaciones que acontecen.
Siguiendo los avances científicos que apuntan que el paradigma de los sistemas complejos permite explicar y predecir mejor la realidad, urge poner el foco en la revisión de las relaciones entre la humanidad y el medio ambiente, entre los individuos, entre corazón/mente/cuerpo y alma y entre las propias sociedades.
El mínimo común denominador para entender la evolución y la supervivencia de los sistemas vivos son las relaciones. (8)
Entonces, cuidar la forma de relacionarnos, dando espacio y practicando relaciones que inviertan la espiral de escasez y deterioro de una de las partes, para promover dinámicas de abundancia, de ganar-ganar, es la clave para evitar el colapso y abrir la ventana hacia nuestra evolución y, entonces, supervivencia. Cuidar las relaciones es cuidar la vida:
Entonces, cuidar la forma de relacionarnos, dando espacio y practicando relaciones que inviertan la espiral de escasez y deterioro de una de las partes, para promover dinámicas de abundancia, de ganar-ganar, es la clave para evitar el colapso y abrir la ventana hacia nuestra evolución y, entonces, supervivencia. Cuidar las relaciones es cuidar la vida:
- Cuidar la relación con el medio ambiente, de manera que con el desarrollo de la vida humana se regenera el sistema biofísico. Ya no solo se busca conservar el paisaje o restaurar los daños ocasionados, sino que generamos relaciones con el medio donde ambos mejoramos las posibilidades que teníamos por separado, por ejemplo, siguiendo la propuesta de Daniel Wahl y otros en el marco de la cultura regenerativa.
- Cuidar las relaciones con los grupos sociales aliados, diferentes, ajenos y opuestos. Posibilitando relaciones de colaboración y apoyo mutuo, que incorporan la sanación de los conflictos y el sufrimiento que se arrastran de las relaciones presentes y pasadas, sin obviarlos. Como señala por ejemplo, el prestigioso mediador Johan Galtung, quien defiende que la paz es igual a Equidad multiplicada por Armonía o Empatía y dividida por Trauma por Conflicto (P=(E*A)/(T*C)). Y propone métodos que trasciendan el conflicto que se genera cuando diferentes grupos sociales con intereses contrapuestos compiten por ganar e imponer los suyos, para poder construir nuevas relaciones pacíficas que van más allá de esa dicotomía. (método transcend) (9)
- Cuidar los propósitos políticos, sociales o culturales para orientarlos al bien común y las estrategias adaptativas a largo plazo. Propósitos legítimos, que marcan un horizonte alcanzable gracias a personas y colectivos que lo hacen posible. Como afirma Stephen Covey en su modelo de liderazgo basado en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, la grandeza de las organizaciones solo puede enraizarse en la grandeza de las personas, y la grandeza de las personas pasa por definir propósitos significativos, basados necesariamente en identificar nuestras relaciones clave y mantener siempre un paradigma de abundancia en las mismas. (What are the origins of the 7 Habits? - Leader In Me. )
- Cuidar el cuerpo y su relación con el entorno, las emociones, la mente y la espiritualidad. (Por ejemplo, con propuestas como la de Joanna Macy)
- Cuidar las relaciones con las personas, por ejemplo, usando técnicas como la de la comunicación no violenta de Marshall Rosenberg, que ponen el foco en la empatía, la compasión y la eficacia.
La oportunidad existe. Además de las evidencias de un posible colapso social inminente, existen una serie de factores generales que acontecen en las antesalas de los grandes saltos evolutivos y que se están sucediendo ahora.
Al igual que se cumplen todos los parámetros que han llevado al colapso a algunas grandes civilizaciones del pasado, también podemos identificar variables que acontecen previo a los grandes saltos evolutivos de las sociedades humanas.
Nueva perspectiva frente a la crisis
Con esta nueva reflexión, el Club Nuevo Mundo aporta una perspectiva científica y social a los fundamentos que entendemos necesarios para responder con eficacia a los desafíos globales que afrontamos como especie.
Esta reflexión ha sido elaborada por un conjunto de expertos sociales reunidos por el Club Nuevo Mundo, con la finalidad de aportar perspectivas rigurosas a la solución de los problemas globales.
El Club Nuevo Mundo es una iniciativa de Tendencias21 (Prensa Ibérica) que reúne a expertos y científicos de primer nivel para, desde el diálogo ciencia-sociedad, aportar visiones y soluciones rigurosas e innovadoras a los problemas globales.
AUTORES DEL INFORME: COMITÉ DE EXPERTOS SOCIALES DEL CLUB NUEVO MUNDO
Káhina Santana Miranda
Es consultora y profesora asociada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, experta en procesos participativos, innovación social y cultura regenerativa.
Alicia Montesdeoca Rivero
Es socióloga especializada en cambio social y educación. Editora de Tendencias21 (Prensa Ibérica)
Yeray Martínez Montesdeoca
Es consultor, experto en liderazgo y gobernanza para la sostenibilidad y la transición ecológica a través de su firma Genea Consultores.
Mayte Márquez
Es consultora senior en DPMC Beyond Business, experta en transformación cultural y liderazgo centrado en el propósito.
Pepa Barral
Socia fundadora de Two Much Research Studio, es experta en “La escucha de la conversación social y en su interpretación”, aportando a la optimización de las relaciones entre marcas y ciudadanía.
Edita Olaizola
Es consultora de People plus Profit en Sostenibilidad, Responsabilidad Social y Ética. Ha diseñado un nuevo modelo de gestión corporativa denominado Biomimética Organizacional, o cómo las organizaciones aprenden de la naturaleza.
Alejandro Sacristán
Es consultor tecnológico, periodista especializado en divulgación científica, arte y tecnología, y asesor sobre el cambio climático
Eduardo Martínez de la Fe
Es consultor de comunicación científico-técnica y periodista científico. Editor de Tendencias21 (Prensa Ibérica)
Es consultora y profesora asociada de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, experta en procesos participativos, innovación social y cultura regenerativa.
Alicia Montesdeoca Rivero
Es socióloga especializada en cambio social y educación. Editora de Tendencias21 (Prensa Ibérica)
Yeray Martínez Montesdeoca
Es consultor, experto en liderazgo y gobernanza para la sostenibilidad y la transición ecológica a través de su firma Genea Consultores.
Mayte Márquez
Es consultora senior en DPMC Beyond Business, experta en transformación cultural y liderazgo centrado en el propósito.
Pepa Barral
Socia fundadora de Two Much Research Studio, es experta en “La escucha de la conversación social y en su interpretación”, aportando a la optimización de las relaciones entre marcas y ciudadanía.
Edita Olaizola
Es consultora de People plus Profit en Sostenibilidad, Responsabilidad Social y Ética. Ha diseñado un nuevo modelo de gestión corporativa denominado Biomimética Organizacional, o cómo las organizaciones aprenden de la naturaleza.
Alejandro Sacristán
Es consultor tecnológico, periodista especializado en divulgación científica, arte y tecnología, y asesor sobre el cambio climático
Eduardo Martínez de la Fe
Es consultor de comunicación científico-técnica y periodista científico. Editor de Tendencias21 (Prensa Ibérica)
REFERENCIAS DOCUMENTALES
Bibliografía
Diamond, J. (2006). Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Ed Debate. Barcelona.
Los científicos advierten: el capitalismo es inviable. Eduardo Martínez, Tendencias21, septiembre 2018
Para una crítica a la Adaptación Profunda, comiéncese por aquí. Jem Bendell, Revista 15-15-15, septiembre 2020.
«El mito del fin es también el mito de la vida ». Entrevista con Homero Aridjis (México D. F., junio-julio de 2012). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Entrevista a Johan Galtung. Contrapoder. Pilar Eirene de Prada, 4 de mayo de 2015
Colapso. Capitalismo terminal, transición ecosocial, ecofascismo. Carlos Taibo, Catarata, Madrid, 2020.
Una isla donde aprender a ser resiliente. METELLO, Revista 15-15-15. 2 enero 2021.
Notas al pie
(1) Cambio climático: cómo era la Tierra cuando había tanto CO2 en la atmósfera como ahora. BBC Mundo, 26 noviembre 2019
(2) La concentración de CO2 vuelve a registrar un máximo histórico en el observatorio de Izaña, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 29/04/2020.
(3) Annual Arctic sea ice minimum 1979-2020 with area graph. Global Climate Change, 19 October 2020.
(4) Antonio Turiel, La hora del petrocalipsis. 19 enero 2021.
(5) Introducing IPBES' 2019 Global Assessment Report on Biodiversity and Ecosystem Services First global biodiversity assessment since 2005. Mayo 2019.
(6) En el 2018, el IPCC, hasta entonces bastante cautos en cuanto a la dimensión y la velocidad de los efectos del cambio cilmático, emite un informe alertando de que la situación es peor de lo que se esperaba: nos quedan 10 años para no caer en un escenario.
(7) Bendell define el colapso social como «un final desigual de nuestros modos normales de subsistencia, de vivienda, de seguridad, de placer, de identidad y de significado».
(8) La relación con el entorno es la base de los sistemas complejos. Sergio Moriello. Tendencias21, 2006.
(9) Entrevista a Johan Galtung. Contrapoder. Pilar Eirene de Prada, 4 de mayo de 2015
Otros Informes del Comité de Expertos Sociales del Club Nuevo Mundo
Debemos recuperar el paraíso en la Tierra si queremos evitar el colapso (24/02/2021)
Solo un cambio cultural nos sacará de la crisis global (3/02/2021)
Descargar informe (252.84 Kb)