En algún momento vas a morir.
En algún momento habrá otra extinción y la especie humana desaparecerá de la faz de la Tierra.
En algún momento la Tierra misma acabará desapareciendo.
Lo que nace, antes o después, muere… o lo matan.
Ni me invade el catastrofismo cuando digo esto, ni pretendo que te invada a ti, simplemente propongo que aceptemos el hecho de la propia finitud (sea cual sea la causa) y que lo tengamos en cuenta a la hora de trazar nuestro caminar por la existencia, ya que tal vez podamos crear nuevos horizontes de posibilidades en el que la especie humana utiliza su inteligencia colectiva para revertir la ignorancia en nuestras acciones y las chirriadas en nuestras emociones.
Tal vez no seamos capaces, pero como decía Siniestro Total, “procura extinguirte con clase y dignidad”.
La muerte no es lo contrario de la vida, es parte de la vida.
Paséate por un bosque y obsérvalo. Reflexiona acerca del suelo que pisas. Estás pisando sobre la muerte, muerte que genera vida, vida que genera muerte. Y si hay próximas generaciones, pisarán sobre ti y sobre mí. Y bailarán sobre tu tumba, como tú bailas sobre la tumba de las generaciones anteriores.
Hazte cómplice de los sentidos, de los sentimientos, de la emoción.
Las emociones, históricamente ligadas a lo femenino, llevan siglos siendo mundialmente ninguneadas, desprestigiadas y maltratadas. Los mismos siglos que llevan endiosándose las cualidades del área de la razón, ligadas a lo masculino.
Esta hipotrofia de lo emocional junto con la hipertrofia de lo racional genera una atrofia en la acción.
Cuando las emociones se sostienen en el tiempo generan los estados de ánimo, y estos varían al modificar nuestros horizontes de posibilidades, por lo tanto los estados de ánimo son un dominio de diseño.
Te incito a que reflexiones sobre quien domina el diseño de tus estados de ánimo y te aliento a que vuelvas a mirar al horizonte.
En algún momento vas a morir.
De tu piel para adentro mandas tú.
No lo olvides.
En algún momento habrá otra extinción y la especie humana desaparecerá de la faz de la Tierra.
En algún momento la Tierra misma acabará desapareciendo.
Lo que nace, antes o después, muere… o lo matan.
Ni me invade el catastrofismo cuando digo esto, ni pretendo que te invada a ti, simplemente propongo que aceptemos el hecho de la propia finitud (sea cual sea la causa) y que lo tengamos en cuenta a la hora de trazar nuestro caminar por la existencia, ya que tal vez podamos crear nuevos horizontes de posibilidades en el que la especie humana utiliza su inteligencia colectiva para revertir la ignorancia en nuestras acciones y las chirriadas en nuestras emociones.
Tal vez no seamos capaces, pero como decía Siniestro Total, “procura extinguirte con clase y dignidad”.
La muerte no es lo contrario de la vida, es parte de la vida.
Paséate por un bosque y obsérvalo. Reflexiona acerca del suelo que pisas. Estás pisando sobre la muerte, muerte que genera vida, vida que genera muerte. Y si hay próximas generaciones, pisarán sobre ti y sobre mí. Y bailarán sobre tu tumba, como tú bailas sobre la tumba de las generaciones anteriores.
Hazte cómplice de los sentidos, de los sentimientos, de la emoción.
Las emociones, históricamente ligadas a lo femenino, llevan siglos siendo mundialmente ninguneadas, desprestigiadas y maltratadas. Los mismos siglos que llevan endiosándose las cualidades del área de la razón, ligadas a lo masculino.
Esta hipotrofia de lo emocional junto con la hipertrofia de lo racional genera una atrofia en la acción.
Cuando las emociones se sostienen en el tiempo generan los estados de ánimo, y estos varían al modificar nuestros horizontes de posibilidades, por lo tanto los estados de ánimo son un dominio de diseño.
Te incito a que reflexiones sobre quien domina el diseño de tus estados de ánimo y te aliento a que vuelvas a mirar al horizonte.
En algún momento vas a morir.
De tu piel para adentro mandas tú.
No lo olvides.