Desde mis coordenadas vitales observo que estamos atravesando tiempos de incertidumbre radical.
Enfrentar la incertidumbre es uno de Los 7 Saberes necesarios para la Educación del Futuro. Y es uno de mis aprendizajes esenciales en esta vida.
Nunca he comprendido la sociedad, ni las múltiples realidades que me rodean y me habitan. Eso me llevó a licenciarme en Sociología, licenciatura que lejos de aclararme me amplificó las dudas. He tenido y tengo atisbos de comprensión pero no una comprensión plena. Esta incomprensión ha sido fuente de desasosiego durante muchos años. Hay que tener cuidado con las fuentes de las que se bebe. Distintas aguas, distintas propiedades.
La digitalización de la sociedad me causa pavor y admiración a partes iguales. Y me encuentro sintiéndome entre los vaivenes de las olas de mis pensamientos y procurando la mente en calma. No siempre lo consigo, en ocasiones vivo tsunamis, tormentas y otras fuerzas de la naturaleza implosionándome.
Sé que no es momento de permitir que me paralice el miedo, ni de dejarme deslumbrar por los brillos de la digitalización. Es momento de respirar profundo y practicar el ensayo-error. Y caminar hacia la utopía, la utopía de una sociedad saludable, cooperativa, de vecindad y amor al paisaje y al paisanaje. Una sociedad formada por comunidades de pares intercomunicadas que usan la digitalización como una herramienta para acceder a una digna subsistencia cíclica con arraigo a la Tierra. Lejos de las viejas, y todavía vigentes, estructuras sociales que son fuente de sufrimiento, control y dominación.
“Mecagoentóloquesemenea” cuando miles de proyectos creativos se ven truncados por la desalmada burocratización e hiperregulación del sistema actual, y me pongo a respirar y vuelta a mantener la calma, porque a pesar de mi incomprensión algo en mi me dice que hay que seguir caminando por territorio ignoto y me incita a que confíe en la humanidad y en la inteligencia colectiva.
No es fácil, pero es lo que hay.
Enfrentar la incertidumbre es uno de Los 7 Saberes necesarios para la Educación del Futuro. Y es uno de mis aprendizajes esenciales en esta vida.
Nunca he comprendido la sociedad, ni las múltiples realidades que me rodean y me habitan. Eso me llevó a licenciarme en Sociología, licenciatura que lejos de aclararme me amplificó las dudas. He tenido y tengo atisbos de comprensión pero no una comprensión plena. Esta incomprensión ha sido fuente de desasosiego durante muchos años. Hay que tener cuidado con las fuentes de las que se bebe. Distintas aguas, distintas propiedades.
La digitalización de la sociedad me causa pavor y admiración a partes iguales. Y me encuentro sintiéndome entre los vaivenes de las olas de mis pensamientos y procurando la mente en calma. No siempre lo consigo, en ocasiones vivo tsunamis, tormentas y otras fuerzas de la naturaleza implosionándome.
Sé que no es momento de permitir que me paralice el miedo, ni de dejarme deslumbrar por los brillos de la digitalización. Es momento de respirar profundo y practicar el ensayo-error. Y caminar hacia la utopía, la utopía de una sociedad saludable, cooperativa, de vecindad y amor al paisaje y al paisanaje. Una sociedad formada por comunidades de pares intercomunicadas que usan la digitalización como una herramienta para acceder a una digna subsistencia cíclica con arraigo a la Tierra. Lejos de las viejas, y todavía vigentes, estructuras sociales que son fuente de sufrimiento, control y dominación.
“Mecagoentóloquesemenea” cuando miles de proyectos creativos se ven truncados por la desalmada burocratización e hiperregulación del sistema actual, y me pongo a respirar y vuelta a mantener la calma, porque a pesar de mi incomprensión algo en mi me dice que hay que seguir caminando por territorio ignoto y me incita a que confíe en la humanidad y en la inteligencia colectiva.
No es fácil, pero es lo que hay.
