En estos tiempos de cambios rápidos y profundos estamos frecuentemente confundidos, desorientados y anhelantes porque necesitamos urgentemente que los negocios nos funcionen; y da igual desde qué rol lo vivamos: propietario, director general, directivo, empleado, proveedor, cliente, ciudadano "de a pie"... en cualquier circunstancia lo necesitamos, porque la enconomía se convirtió hace tiempo en el eje y motor de nuestra civilización y ahora se nos está desmontando el modelo con una velocidad vertiginosa.
¿Qué hacer, a quién consultar, cómo organizarse, cómo diseñar nuevas normas de interrelación que ayuden a rediseñar esta sociedad maltrecha?
¿Qué hacer, a quién consultar, cómo organizarse, cómo diseñar nuevas normas de interrelación que ayuden a rediseñar esta sociedad maltrecha?
Ahora es, precisamente, cuando nos estamos cuestionando nuestro modelo de sociedad y los valores que la sustentan. Por esto es tan importante mirar alrededor e intentar vislumbrar no un "más de lo mismo" mejorado, sino algo "nuevo" que nos permita definir un nuevo rumbo.
Pero todo lo que vemos alrededor está periclitado, o al menos todo lo que se engloba en el término "cultura" (también, obviamente, cultura de los negocios). Y no vemos más porque seguimos aplicando nuestra visión antropocéntrica, que tan buenos resultados económicos y de bienestar material nos ha proporcionado hasta ahora.
Pero todo lo que vemos alrededor está periclitado, o al menos todo lo que se engloba en el término "cultura" (también, obviamente, cultura de los negocios). Y no vemos más porque seguimos aplicando nuestra visión antropocéntrica, que tan buenos resultados económicos y de bienestar material nos ha proporcionado hasta ahora.
Afortunadamente tenemos otra opción: saltar de la visión antropocéntrica a la cosmovisión. No mirarnos como individuos dentro de un sistema de mercado, sino como seres inmersos en la naturaleza, formando parte de la naturaleza e interactuando entre nosotros, con otros seres vivos y con ella desde lo que somos: una parte más del gran sistema que llamamos Planeta.
Cuando aceptamos esto nuestra visión se amplía. Acostumbro a decir, y creo firmemente, que una mirada diferente puede ayudar a avanzar. Mirémonos, pues, como una parte integrante de la naturaleza.
Enseguida empiezan a surgirnos numerosas preguntas, del tipo: ¿Qué sucede en la naturaleza? ¿Qué puedo aprender de la naturaleza que me ayude a sobrevivir en mi ecosistema? Y comienzan así a despertarse la capacidad de observación, la curiosidad, la imaginación, la creatividad, ... hasta llegar a una "nueva mirada" que nos proporciona soluciones antes impensables.
Cuando aceptamos esto nuestra visión se amplía. Acostumbro a decir, y creo firmemente, que una mirada diferente puede ayudar a avanzar. Mirémonos, pues, como una parte integrante de la naturaleza.
Enseguida empiezan a surgirnos numerosas preguntas, del tipo: ¿Qué sucede en la naturaleza? ¿Qué puedo aprender de la naturaleza que me ayude a sobrevivir en mi ecosistema? Y comienzan así a despertarse la capacidad de observación, la curiosidad, la imaginación, la creatividad, ... hasta llegar a una "nueva mirada" que nos proporciona soluciones antes impensables.
Una nueva forma de empresa que cada vez tiene más relevancia en nuestra sociedad es la StartUp. Y vamos a utilizar esta figura para hacer un paralelismo con lo que ocurre en la naturaleza. ¿Hasta qué punto una startup puede considerarse una empresa encardinada en la naturaleza? ¿Merece la pena pensar una startup en términos de naturaleza?
Tengo para mí que las startup exitosas copian su modelo de gestión del mundo de las abejas, o, si no es así, el mundo de las abejas puede ser un buen ejemplo para quienes deseen arrancar una startup.
Puedes seguir leyendo aquí: Abejas y startups
Tengo para mí que las startup exitosas copian su modelo de gestión del mundo de las abejas, o, si no es así, el mundo de las abejas puede ser un buen ejemplo para quienes deseen arrancar una startup.
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